¿Quién
es Margarita Polanco?, tal vez una mujer valiente que se convirtió
en la piedra en el zapato del actual rector electo de la Universidad del Cauca.
Quien decidió hablar porque seguramente conserva la posibilidad de la
revocación en la elección de Juan Diego Castrillón, persona que ocupará el cargo
que parecía de la ‘dinastía Danilo Vivas’; capítulo, al parecer, cerrado en la Universidad
del Cauca.
¿Qué
es lo interesante de la polémica que generó Margarita Polanco?, sencillamente
pensar con qué tipo de criterios se debe escoger a la persona que ocupará el
cargo más importante en la universidad, además de saber a quiénes se delegará
la responsabilidad para hacerlo. En última, cuestionar el método antidemocrático,
oportunista y politiquero al que hoy por fortuna se opone el programa mínimo de
la MANE en la sección de Autonomía Universitaria.
“La representante
estudiantil, Valeria Mosquera, tenía que justificar ante la comunidad
universitaria que no había dado su voto de manera gratuita, por decirlo así,
sino por quién se comprometiese con una serie de peticiones”, aseguró para un
medio local Margarita Polanco. “Hoy no soy rectora pero tengo mucha
tranquilidad personal. Puedo con dignidad, dictar mis clases y mirar de frente
a los estudiantes sin decir que compré un voto”, finalizó. Las declaraciones de
la ex candidata sugieren pensar que pasó algo más tras la elección del rector, donde
Juan Diego Castrillón obtuvo seis de los nueve votos totales. ¿Será que los otros miembros también
pactaron algo antes de votar por el rector?
Polanco enunció a ‘Periódico
Virtual’ que: “le pedí –refiriéndose a Valeria Mosquera- un voto de confianza,
pues mi propuesta no representaba las mismas costumbres políticas de siempre”,
cuando se conoce que la posición de la ex-candidata es la del Ministerio de
Educación y la del Gobierno Nacional, quienes el año pasado pretendieron
reformar la educación del país, y es por ello que obtuvo el voto de los
mencionados anteriormente, incluido el del gobernador Temistocles Ortega Narváez.
Ni siquiera estás razones
debieron llevar a los votantes a caer en el llamado ‘voto útil’, representado
en la candidatura de Juan Diego Castrillón. Por el contrario cada sector, al
menos de la comunidad universitaria, debió reunir en pleno a su estamento -sin
miramiento alguno- para unificar la posición alrededor de la mejor candidatura;
y si se equivocaban en ella, la responsabilidad sería de los unicaucanos. Es
claro que quién votó en esta ocasión fue Valeria Mosquera y no los estudiantes.
¿Qué
le queda hoy a la comunidad universitaria? Pienso que primero, aceptar la “designación” del rector (como lo
plantean algunos estudiantes, trabajadores, profesores, sectores políticos y
sociales del departamento). Segundo, se debe cuestionar el modelo de escogencia
del rector. Vale la pena recordar que el gobierno nacional pone tres de los
nueve votos (gobernador, representante del Ministerio de Educación Nacional y representante
de la Presidencia de la República), la comunidad universitaria tiene tres
representaciones divididas (el
profesorado, el estudiantado y las directivas académicas), dos representantes que
un día ocuparon un lugar en la Universidad (el ex rector y el ex alumno) y
finalmente la representación del sector productivo. Y tercero, forjar un nuevo
modelo de escogencia, tarea en la que trabaja el estudiantado del país desde la
Mesa Amplia Nacional Estudiantil, por ejemplo.
Lo más importante es reconocer
que los que deciden por nosotros, a los que una vez dimos nuestro poder, son
iguales a aquellos que hoy legislan este país de caos. Para la muestra la
elección del nuevo rector de la Universidad del Cauca, Juan Diego Castrillón.
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