jueves, 29 de diciembre de 2011

OPINIÓN: Diciembre y Enero, meses de usureros.


Los viajeros de fin de año nos hemos sometido al abuso excesivo con que los vendedores de las terminales ofrecen los pasajes. Es común por esta época que los corruptos de boca llena se muestren en las estaciones de transporte de Colombia esperando como aves carroñeras a la gente que afanada busca viajar a compartir con su familia las vacaciones de fin de año.

Desafortunadamente viví un desmán cuando viajé desde la terminal de Popayán el 24 de diciembre en la mañana para poder llegar a mi casa, a pasar navidad con mi familia, en uno de los buses de la “Cooperativa de Motoristas del Cauca”. El pasaje que normalmente cuesta $9500 (Popayán / El Bordo) me fue vendido por $15.000, es decir, tuvo un aumento del 57,8% y como si fuera poco parece que dentro de ellas no hay control para tal arbitrariedad e ilegalidad. Asimismo los controles entre la terminal y las afueras de la ciudad son inoperativos porque los conductores recogen pasajeros entre ambos, ¡y nos se imaginan la ñapa que nos dan al salir de éstos!, pues los avaros montan a más personas y  los ubican en la entrada, en los pasillos y donde más puedan como si fueran un bulto cualquiera.



Dónde está la policía de carretera que tanto pregona el bienestar para los viajeros, pues ni en la terminal ni en la carretera los vi para que evitaran los atropellos y el robo de estos malandros del volante. No me explicó cómo las cooperativas de transporte toleran el atropello que sus asociados, sus conductores y ayudantes les hacen a los pasajeros. “Choferes” que se aprovechen de la temporada para jugar sicológicamente con los viajeros, pues es viajar o quedarse en las terminales lejos del anhelo de pasar navidad, fin de año y de las festividades de enero al lado de sus seres queridos.

Así que los usureros, corruptos y ladrones de hoy se encuentran como lobos hambrientos en las terminales esperando a los desesperados pasajeros que sin un tiquete pagan altas tarifas con tal de llegar a su destino, al igual que lo hice yo cuando me enteré al saber que era viajar por ese precio o quedarme acampando en la terminal de la ciudad blanca tal vez sin comer o medio comido y aguantando el frío de esa inclemente capital del Cauca. Y para colmo de males esto se replica en cada sistema que mueve la economía por estos días, en cada negocio y venta en el territorio nacional con los agalludos vendedores.

No se si vayamos a tener, ustedes y yo, el valor a la hora de retornar al sitio de origen o de compromiso laboral y social para decirle a estos malandros que solo pagaremos lo que la ley reglamenta como cuantía por la ruta de nuestro destino. Y no nos olvidemos que el transporte ilegal no cubrirá los perjuicios causados, si llegara a ocurrir un accidente en las vías colombianas.

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