domingo, 4 de diciembre de 2011

SIMÓN “EL GUERRERO”


Tener padres universitarios puede implicar varios riesgos y desafíos. Entre ellos, que te carguen siempre a las movilizaciones y cuantos viajes se crucen en el camino de esos ‘rebeldes’, o que corras todos los riesgos de tus irresponsables parientes, ente otros. Pero dentro de todo esto puede haber algo destacable: ser un hijo de padres universitarios, asunto que implica tener toda la verraquera de los que aguantan todo, de aquellos que no les importa si hay frío o calor, si el panorama está a blanco o negro, todo para luchar por su causa.

Cuando hablo de ese niño, hijo de padres universitarios, me refiero a un personaje denominado “El Bebé Unicauca”, como lo denominan los amigos de su padre, Andrés Gaitán.

¿Qué ha permitido la vinculación de Simón Gaitán al movimiento estudiantil?

Andrés y Simón son parientes, son padre e hijo, quienes salen de lo habitual por una sola cosa en común, ser universitarios. Andrés, el padre de Simón, fue el encargado de hacer “La Olla” durante los procesos de movilización de Unicauca y durante la concentración en la ciudad de Bogotá; cosa que le permitió crear una red universitaria llamada “ASO-OLLAS” que velará por la construcción de restaurantes universitarios de bajo costo para los estudiantes.

“Simón el verraco. El Bebé Unicauca” como se posiciona en Facebook y en cada encuentro al que asiste con su padre, es un extrovertido y dinámico jovencito de 2 años. “Un guerrero”, como expresa Laura Londoño, “porque no se ha perdido una marcha, un evento nacional y ni siquiera un parche de ‘Olla’”.

Cuántos padres e hijos insensibles aún no se han decidido por jugar la baraja completa por la educación que se merecen sus hijos y hasta la de ellos. Cuántos padres como Andrés han tenido el valor de aventurarse con su hijo a espaldas bajo el agua o el calor para exigir educación para sí mismos y para la sociedad de este país adormecido. Desde los campamentos programados, lejos de la madre, un niño dinámico enamora a las personas y le impregna esperanza a la MANE para pensar no solo en lo inmediato, sino en lo futuro. En una Ley de Educación que incluya e induzca a la sociedad colombiana  a pensar en los retos de su contexto, que borre las falencias a las que se ha abocado la multitud del S. XXI con todo lo que el tiempo y el espacio ameriten, cumpliendo la anhelada “universidad-sociedad”.  

Que no avergüence a nadie el ejemplo que el papá cimenta en Simón. Que a nadie le preocupe los largos viajes, las filas, las caminadas, los juegos y ocurrencias, las travesuras y toda la hiperactividad del “Bebé Unicauca”, por qué si conocieran más a esta familia –Andrés, Simón, ASO OLLAS, etc-, no hicieran prejuicios de ningún carácter. ¡Simón también va a la universidad por ahora y también tiene un sueño. A él le gustaría estudiar de verdad cuando sea grande! 

Quisiera que Andrés y Simón me respondieran a estas preguntas:

-       Andrés, ¿esperas tener un hijo chef?
-       Simón, ¿serás un revolucionario cuando crezcas?

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